18 de abril de 2014

De las lecturas de poesía

Este año, después de mucho tiempo, volví a leer en público mis poemas. Las lecturas de poesía son un espectáculo por lo menos extraño, no siempre bien recibido, mucho menos bien armado desde el vamos. Hay algo absolutamente discordante en el hecho de que alguien se pare frente a un micrófono y lea su poema, mientras las personas que deberían leer el poema tan sólo pueden escucharlo. En mi opinión, siempre falla algo, siempre falta algo, siempre algo se va o nunca llega. No fue así en las dos lecturas a las que fui invitada este año, gracias a todos los dioses.
No soy nueva en esto: leí por primera vez mis poemas de la mano de Eduardo Dalter y "Calle Abierta", un ciclo que se realizaba en Parque Lezama y Centenario después, los domingos a la tarde en el 2003 aprox. A partir de allí leí en muchos de los ciclos que pueblan, aún hoy, las noches porteñas y hasta coordiné dos de ellos ("Vientos Contrarios" y "Bendita Erato"). Pero siempre me quedaba con una sensación extraña: ése no era el lugar de la poesía, la poesía debía ser un acto íntimo, algo así. Pocas veces salí realmente satisfecha de una lectura: la vez que leí en "Maldita Ginebra", por ejemplo, o cuando leí en "La Hernia de Sísifo". Pero, claro: esos no son ciclos "comunes", justamente esos dos ciclos se salen de todas las tácitas reglas que regulan el funcionamiento de los ciclos de lectura y hacen que sea un verdadero deleite concurrir a ellos. Uno porque se realiza en un auténtico sucucho del Abasto-base los viernes pasada la medianoche (MG) y otro porque se hace una vez por mes en itinerancia errante siempre (HS). Esto, entre otras cosas, evita que se llene de señoras paquetas, de doñarosas que no tienen otra cosa que hacer un sábado a la tarde y concurren a cuanto evento gratuito encuentran. Está bien, yo entiendo, se ha llegado a cierta edad, el mundo se achica bastante (esto es discutible, pero creamos por un minuto que sí) y entonces hay que aprovechar lo que sea. Y como en esos ciclos siempre hay micrófono abierto, ahí la tenemos a Doñarosa 1 declamando algo que ella cree que es un poema y que nadie se atreve a desmentirle. Es posible que incluso Doñarosa 1 tenga un libro (auto)publicado y a continuación vendrá Doñarosa 2 y será lo mismo: un cuajado de cursilerías bonitas que riman y que uno sólo aplaude por urbanidad. Este tipo de cosas solían sacarme la cabeza y por eso (más la mudanza a La Plata) dejé de ir a los ciclos, donde, además, siempre éramos los mismos y ya nos conocíamos los poemas y las caras y era todo más o menos igual. Boring! diría Bart Simpson.
Hete aquí que este año, como decía, fui invitada a leer a dos ciclos que en nada se parecen (¡albricias!) a lo que yo estaba acostumbrada. En el primero de ellos, "Solista en el Living", además de escuchar a un poeta o a alguien leyendo poemas que le gustan, lo principal es que se puede escuchar a un músico en el living de una casa (la casa de la maravillosa Agustina Martínez Cicchetti). Sin interrupciones, sin ruidos molestos, sin atronar los tímpanos, sin más que sentarse y tener al músico casi al lado, es absolutamente imposible no disfrutar de semejante rareza. Y en ese ambiente, la poesía, bien dosificada, no desentona, sino que hasta prepara para lo que vendrá después. Y es aún mejor, porque tal vez los presentes no son asiduos lectores de poesía y de pronto descubren un mundo que se estaban perdiendo por prejuicios o vaya uno a saber. Con apenas leer unos pocos poemas se ha abierto una puerta inesperada y muchos quieren pasar ese umbral y ver qué hay del otro lado: bienvenidos. 
El segundo ciclo, "Le' Prosa de Noche", también me sorprendió gratamente. Nada de doñarosas a la vista, gente joven y copada por todas partes, símil living y la posibilidad de escuchar también a un músico ahí nomás, propuestas nuevas, divertidas, refrescantes... ¡al fin! Por eso celebro ampliamente la existencia de estos ciclos y presumo que debe haber muchos otros sucediendo ahora mismo y, por las terribles deficiencias de comunicación cultural que hay en esta ciudad, no nos estamos enterando, pero sepan que hay por lo menos dos propuestas más que interesantes y a las que vale la pena ir sin dudarlo.
Ah, y en tanto tiempo de leer en ciclos, este año es la primera vez que me pagan por hacerlo: como debe ser.

Ciclo "Le' Prosa de Noche" en Casa Brava, jueves a las 21 hs.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por los conceptos amiga! Un abrazo...
Urrus.

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