20 de febrero de 2009

Lo curvo, lo torcido, lo recto, lo cierto y lo inentendible

Como dije al comienzo de la semana, no dejo de sorprenderme. Lo que se puede llegar a generar en la red y subsecuentemente en este blog es lo que no deja de sorprenderme. Intuyo que a otros bloggers debe sucederles algo parecido con sus bitácoras. A decir verdad, yo creo que la sorpresa es el estado constante de esto que llamamos 'mundo', sólo que la mayoría de nosotros nos las arreglamos para que esa sorpresa constante pase desapercibida. En efecto, sorprendernos a cada rato puede llevarnos a un peligroso estado espiritual: el estado creativo. Estado en extremo peligroso si lo hay, porque nos hace sentir plenos, maravillados, contentos, satisfechos, deseosos, gozosos, hambrientos, curiosos, expresivos, desordenadamente ordenados y en equilibrio con el mundo... Un estado a todas luces atemorizante... ¿quién quiere sentirse así todo el tiempo? No, no, mejor estar siempre gris, apagado, tranquilo, razonable, sensato, laborioso, juicioso, pulcro... ¿no es cierto? Pues, la verdad, ¡no! 
Y este blog, a pesar de mis abandonos, mis rabietas, mis idas y venidas, mis alineaciones y desalineaciones, mis justificaciones, mis preciosas vueltas y mis más preciosas aún curvas, me pone siempre en ese inefable estado de asombro y conmoción ante las cosas más pequeñas pero también las más increíbles, ante, quizá, las únicas que valga la pena asombrarse y "descentrarse" (salirse del centro que otros han establecido para nosotros y no de nuestro propio eje y centro) así. 
Este blog (y cualquier emprendimiento de esta naturaleza, desde luego) es una ventana al conocimiento y pienso que eso no tiene precio, aún cuando los conocimientos adquiridos no pasen de saber el significado de una palabra que desconocía, como es el caso de hoy. Las alertas de Google funcionan a las mil maravillas y me siguen llegando cosas muy interesantes. Abrí una de las alertas de hoy y me encontré con un editorial lleno de mis keywords (como podrán apreciar luego incluso dice "curvas y desvíos" literalmente), pero no sólo eso sino también con una intrigante palabra: "manabita"
¿Qué corno es 'manabita'? me pregunté de inmediato. Por asociación, me sonaba a "menonita", por lo que inmediatemente pensé en alguna secta o grupo de fanáticos religiosos o... vaya uno a saber. La Wikipedia nada decía. Entonces di en pensar que podía ser un gentilicio y, en efecto, la RAE vino a desasnarme: un manabita es una persona originaria de Manabí, una provincia de Ecuador
Bien: palabra y significado aprendidos. Ahora viene la otra pregunta: ¿qué corno quiere decir o a qué apunta o cuál es el tema principal de este "editorial" lleno de mis keywords favoritas, que a continuación les copio, porque no tiene desperdicio alguno? No lo sé. No lo he llegado a vislumbrar. Apenas reconozco, en un pasaje, la definición de verdad de Santo Tomás de Aquino, pero no me pidan más. Acaso una suerte de conseja acerca de seguir el "recto camino" (pero ¿no era que los caminos del Señor son sinuosos y misteriosos? ¿y no son acaso mucho más bellos los caminos llenos de curvas, de desvíos y meandros?), pero tampoco queda muy claro. Hay también una ligera acusación hacia el gobierno ecuatoriano, presumo, pero tampoco queda claro... En cualquier caso, la resonancia de la palabra 'manabita', la cita disfrazada de Santo Tomás y la confusa redacción del texto me hicieron pensar en lo de la secta religiosa, pero no parece ser así... ¿o sí?
Uds. dirán: 

Alguien puso en duda que la conformidad llega por línea recta. Contrasentido o desviación quizá, sería encontrarla en forma elíptica, dando vueltas por curvas y desvíos y no por el camino recto de la razón frontal. 

Reflexioné sobre la presencia objetiva y soporte lógico de las cosas, tal como son. Como el efecto emocional de un hombre y mujer atraídos por el cruce de sus miradas, descarga eléctrica, en línea recta a través de los ojos, llenando sus cuerpos con ternura estremecida, que altera el corazón y pone a bullir la sangre con el lenguaje mudo de las almas. 

Recta conformidad con las emociones cruzadas, también con línea recta y directa. ¿Quién obra recto y conforme con su realidad individual? Muchos sin duda alguna, en su conformidad vital, pero muy pocos en rectitud, si se toma en cuenta la esencia que tiene la verticalidad. Tema escabroso o difuso es este al tratar la geometría ética de los seres humanos, con sus hábitos de vida y sus valores. 

Lo recto como la línea más corta entre dos puntos es trazo que al hombre confiere paz y seguridad en todos los campos de su actividad. ¿Lógico, verdad? Sí, porque lo curvo y lo torcido, que son también trazos comunes en la realidad, son más vulnerables, riesgosos y costosos al perder el sentido común y la arquitectura de los valores. En el sentido expuesto, ¿qué mismo es la recta conformidad? o al contrario, ¿será posible la conformidad lograda con trazos curvos de la personalidad?. 

El bien obrar, se estructura con el sentido íntimo guiado hacia la verdad, es decir hacia la concordancia entre un hecho real y la idea que forma nuestro entendimiento, madurado por la educación y la experiencia. Así, de las entrañas del entendimiento, la conciencia y la convicción, nace ese tipo de conducta, buena o ejemplar, en recta conformidad con la razón. Un ejemplo entre tantos, es la sentencia del Juez o Magistrado y que debe ser corolario de recta conformidad con la Ley y los méritos del proceso. De lo contrario, la providencia debe ser objetada, atacada o impugnada con los recursos que permite la Ley, para que el Superior la revoque por ilegal o la reforme por sus defectos de fondo y de forma. Sin recta conformidad con la verdad, la actividad y decisión de las personas, en lo legal, ético, cultural, social o moral, son vulnerables por la carga explosiva de peligros que tienen todas las formas de fraude, engaño, farsas y mentiras, conductas que articulan el más funesto de los males: la deslealtad o infidelidad a la verdad y a las personas. Estigma que acompaña hasta la muerte a todo ser desleal, bien entendido que la cárcel, es igualmente mortal, más que del cuerpo, de los valores que definen la dignidad personal. 

Sin desfigurar el objetivo de esta nota, pregunto si la autoridad pública que rige los destinos de la nación y de nuestras provincias, actúa en recta conformidad con su conciencia...? o acaso prevalece en su conducta el tono de la orgullosa altanería, como si fuese un don la busca de más poder y hegemonía, olvidando que la verdad es lo más bello, y sin embargo, la vanidad, el error la mentira, desfiguran esa belleza con trazos cursos y sinuosos que grafican todas las formas que tienen el engaño y la mentira. Por esto, vale la pena recordar una frase feliz de Cherbury diciendo que "el que ve su propia oscuridad ya ve bastante". En fin, todo es posible en relación directa con la sana razón y el equilibrio. 

Dr. Eduardo Brito Mieles
En http://www.mercuriomanta.com//sistema.php?name=noticias&file=article&sid=58484

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