26 de mayo de 2009

Los agujeros negros del corazón (o ¡Viva lo cursi!)

Siguiendo con la veta astronómica, me entero hoy, siempre por el omnímodo Google y sus alertas, que ha sido descubierto un agujero negro "supermasivo" (o sea, enorme, gigantesco, ciclópeo, titánico, monstruo, tera-mega-hiper grande) justo en el centro de la Vía Láctea, como quien dijera "justo en el centro de mi corazón" (chan).
Ayer cumplí 35 años y el agujero negro todavía está ahí. Sigue atrayendo cosas a su ígneo centro, se siguen cayendo en él muchas otras, pero ahora yo lo miro desde otro lado, desde otro punto de la galaxia. He cumplido 35 años, estoy en la "plenitud" de la mujer, en el medio del camino de la vida más que nunca y me siento bien (gracias, Fontova, por ponerle música hace ya tanto!). Me siento bien conmigo misma, que es lo primordial. Hay aire fresco en esta ciudad, en la pequeña ciudadela -fortificada aún- de mi ser. Hay promisorias humedades que brotan en lo más mágico de la noche y que surgen también en los momentos más inesperados, provocando pequeños tembladerales de locura a su paso. Hay momentos dignos de ser atesorados en lo más querido e íntimo del corazón, en ese otro agujero negro a donde van a parar todos esos hermosos recuerdos que nadie quiere perder de vista. Hay fotos que atestiguan lo que antes era sólo un comentario al pasar entre amigas. Hay otras amigas, hay nuevos amigos, hay compañeros de trabajo que ya casi puede decirse que son una parte más de la familia, hay esperanzas, hay provocadoras, batalladoras y fabulosas esperanzas donde antes reinaba una sola esperanza obstinada e inútil (ver el post de mi cumpleaños anterior). Hay sorpresas, hay regalos completamente inesperados, hay personas que reaparecen, primos que me agregan en el FB y me alegran en un instante la existencia toda al saber que están bien, que están haciendo cosas, que siguen siendo tan hermosos y tan locos como los recordábamos siempre...
Hay nuevos espacios, hay nuevos blogs, hay nuevos proyectos y refundaciones de los proyectos que ya estaban en marcha, hay viajes para recordar y viajes por venir, hay novedades siempre, donde antes el agujero negro de la desidia y la desazón se tragaba todo, hasta la luz. Porque eso es lo que hacen los agujeros negros según acabo de enterarme aquí. Los temibles se tragan hasta la luz, porque ni siquiera ella puede escapar de su asfixiante y ubicua prisión. 
Pero yo sí escapé. Al final, se conjuró y confabuló todo de forma tal que un exorcismo tan simple como cruzar algunas palabras por el chat de FB con él, con mi único "él", bastó para liberarme de una vez por todas (queremos creer que es de una vez por todas, pero conociéndolo a él y conociéndome a mí, uno nunca sabe muy bien a qué atenerse... pero pongamos así que queda mejor) de la ilusión más cruel y paralizante para mí. Que él volviera. Y volvió. Pero cuando volvió, ya no lo quise. Y no lo quise porque recordé, porque hubo algo que el agujero negro no se pudo tragar y fueron los recuerdos. Los buenos y los malos. Y los malos eran más, aunque los buenos fueran los más buenos de todos los buenos posibles o casi. Y así, ayer no me preocupé ni un instante por si el teléfono iba a sonar o no, y si iba a ser a él o no. Simplemente me dejé ir y me olvidé de que alguna vez mi vida dependió de si ese teléfono sonaba o si no. No es, claro, que reniegue de mi historia con él o que piense que esa increíble magia, que ese portento de sentimientos se pueda repetir con otra persona. Porque no se repetirá, estoy segura. Tamaña pasión no cabe dos veces en una vida. La pasión que venga -porque vendrá- será completamente otra. Será otro agujero negro entonces el que me atrape después, pero este ya no. Como una estrella, dejó de arder y su núcleo comenzó a enfriarse hace ya mucho tiempo. A veces destella aún y logra engañarme, pero son apenas unos segundos. Eso sí: cuando su música suena es como si nunca hubiera abandonado mi corazón. Pero eso es todo. Y entonces vivo mis 35 añitos más feliz aún que el año pasado, aunque todavía no haya aparecido el hombre dispuesto a robarse nuevamente todo mi amor. 

19 de mayo de 2009

El maravilloso mundo de las imágenes curvas, de nuevo

No sé bien por qué esta renuencia a publicar en Curvas. A decir verdad, no pareciera tratarse de nada en especial, pero el último post es del 6 de mayo, hoy es 19, y teniendo en cuenta que la proclamada frecuencia de este blog es diaria... Bien, cualquiera podría decir que en efecto algo está pasando. Pasa, por cierto, que estoy trabajando más horas en la ciudad de las diagonales. Pasa que tengo otros blogs de los que ocuparme. Pasa que a veces me distraigo con las nocturnas amenidades que regala (¿o entrega a cambio de nuestras almas?) Facebook. Pasa que otras veces me distraigo con las inusitadas sorpresas del Messenger. Pasa que... la vida también pasa. Y otras veces hago otras cosas, otras se corta la luz, otras me engancho a ver algo en la tele, aunque esto es lo más raro de todo. Pasa que también vivo y eso, a menudo, se traduce en horas y momentos lejos del monitor, ausente sin aviso del teclado (y bueh, ya tendré yo también mi laptop o mi netbook o mi lifedrive, je).
Pero hoy tuve ganas de venir a curvas porque el maravilloso mundo de las imágenes me ha atrapado de nuevo. Estaba revisando mails llegados a una de mis tantas cuentas cuando observé esta alucinación que verán a continuación: 


Eso que se ve ahí chiquitito es la Tierra que, por un efecto desde luego óptico, parece muy cercana a los adorables anillos de Saturno (lugar en el que siempre quise vivir en mi fantasía infantil... y no tanto). La imagen se obtuvo a partir de complicados procesos que no pienso describir aquí, desde una sonda que exploró o estuvo explorando Saturno en el 2006 llamada Cassini, desde luego un proyecto de la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana. Poco importa esto, pero es correcto citarlo. Pueden encontrar más información (en inglés) y más imágenes curvas, desviadas e increíbles en la página oficial de la sonda Cassini: http://ciclops.org/ir_index/21/In_Orbit
Hoy mismo sufrí otra alucinación similar con esta otra foto y la noticia publicada por Yahoo, cuyo link os dejo, aunque creo que la imagen habla por sí misma y la explicación acerca de cómo fue lograda la foto y blah blah le quita, creo yo, todo el misterio. No es un limón, es el Sol: 

Día de imágenes que invitan a pensar en imposibles, en magias insolubles, en poderes que están mucho más allá de nuestro alcance, es decir, en esas cosas que entusiasman tanto a los escritores de raza... Será por eso que al fin me aventuré por aquí hoy.

6 de mayo de 2009

Influenza: la curva del pánico

Alguna vez he hablado por estas mismas páginas de la lógica del pánico, las teorías conspirativas y otros similares desvíos convenientes (convenientes para los poderosos, se entiende, para los Señores del Mundo). Hoy, que estoy bastante resfriada, bastante molesta, bastante zombie y ligeramente preocupada (¿será un simple resfrío -el primero del año? ¿será una gripe moderada? u ¡oh no! ¡debe ser la gripe porcina, auxilio!), quiero compartir con uds, queridos lectores (de lejitos, no se preocupen; sin barbijo, eso sí) una nota que me llegó a través de Feisbuc en la que considero, a pesar de su extensión, se brinda información muy útil e interesante. 
Pero no es la típica nota que en tono apocalíptico alerta acerca de los peligros inminentes (o nunca llegados, en fin) de esta nueva "pandemia" si no que, con números y hechos en la mano, invita a reflexionar acerca de las causas económicas y políticas que están detrás de todas estas porquerías que, de pronto, de improviso, como por arte de birlibirloque, "nos invaden". No hay tal invasión. No hay ningún "de improviso". Hay algo que, lamentablemente, se parece mucho a las teorías conspirativas y a los siniestros sínodos internacionales donde un montón de Monty Burns se juntan a ver cómo hacen para incrementar, a cualquier precio, sus ganancias. 
La nota, a pesar de su extensión, insisto, invita también a pensar en las terribles consecuencias que el maldito individualismo instaurado hace ya varios años por nuestros gobiernos "progresistas" provoca en nuestras ya deterioradas y socavadas sociedades. Y si bien se refiere específicamente a México creo que basta con cambiar por 'Argentina' o el país latinoamericano que se prefiera o en el que se resida para ver reflejadas las mismas problemáticas una y otra vez...
Aquí la nota. Enjoy it... if you can. Es un poco bajón, lo sé, sobre todo al final (donde aparece, sí, la veta apocalíptica), pero de vez en cuando viene bien pensar en este tipo de cosas que, en definitiva, nos pueden dar una idea de hacia dónde vamos o hacia dónde no queremos ir. Atchís!!!

4 de mayo de 2009

Feisbuk, el nuevo dios

Si antes eran las alertas de Google las que me proveían de materiales para este rinconcito, ahora es el nuevo dios Feisbuk el propiciador de posteos y rememoraciones muy queridas, como la que me sorprendió esta noche, después de un ajetreado fin de semana entre poetas venidos de todas partes (Reunión de Voces 2009, evento organizado por el grupo de poesía Pretextos).
Estaba haciendo la recorrida habitual por la página de inicio del Feis cuando encontré que una de mis "amigas" (las comillas las uso con cierta ironía, desde luego; aunque es cierto que la mayoría de mis amigos feisbukeros son personas que conozco personalmente valga la rebuznancia, también hay muchos que no los conozco aún, como es el caso de esta "amiga") ponía un enlace a iutub con un clip de la película Bagdad Café. Esta peli, que no vi, pero que está basada en una novela de Carson MacCullers (La balada del café triste, si no recuerdo mal) tenía como tema principal una canción ARMOSA que estuve buscando durante años y años sin encontrarla jamás... hasta esta noche.
La razón por la que no había tenido éxito con mi búsqueda era que no recordaba ni cómo se llamaba la cantante ni cómo se llamaba el tema. El enlace de mi amiga feisbukera resolvió ambas incógnitas de un saque: Jevetta Steele la cantante, "Calling you" el tema. Si conocéis dicho tema y conocéis mis gustos musicales os preguntaréis cómo es posible que me guste tan melosa canción. No lo sé. Pero está unida indefectiblemente a una época ya muy lejana de mi existencia en la que todavía no había pasado "nada" (o ya habían pasado demasiadas cosas) y en la que estaba empezando, a Dios gracias, a despuntar el vicio de la lectura, la literatura, la música y la poesía. Y precisamente en aquel tiempo, además de escuchar la Heavy Rock n' Pop, que empezaba a la una de la mañana y terminaba a las tres (aunque a veces se alargaban hasta las cuatro o cinco), escuchaba también el programa de radio que hacía Jorge Lanata (sí, Lanata) inmediatamente antes que ellos, de doce a una, llamado La hora 25, título también de una impresionante novela antibelicista del rumano C. Virgil Gheorghiu, que presté y nunca me devolvieron... ufa! 
La cosa es que la cortina musical de arranque del programa de Lanata era este bellísimo tema que hoy, dieciocho años después, he recuperado gracias a Internet, a Facebook, a la tecnología y a la mar en coche. Y como en la letra se nombran las curvas y dicen que la película es excelente, los dejo sin más con el video: 

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