6 de abril de 2008

Cuando la poesía cumple con su misión (si la tuviera o tuviese)

En estos días de cuasi sequía escrituraria, de mente en slow motion, de tristezas y alegrías pequeñas y desperdigadas (haber encontrado un disco de tal o cual o comprobar, nuevamente, que por más que se empeñen los malditos poetas del sentimiento, no, el cielo no es azul: el martes, día de grandes y torrenciales lluvias, de relámpagos cortando a la mitad el cielo, de calles inundadas acá en el sur, día también del "acto" K, pude comprobarlo: las tonalidades iban del blanco sucio al gris perla, pasando por el gris acero, el gris topo y hasta el gris plomo para terminar en un cerco absolutamente negro cernido o, mejor dicho, nimbado, sobre la ciudad que se empapaba serenamente con el huidizo chaparrón. Reitero lo que ya dije en otro lado: el cielo NUNCA es azul), en estos días, decía, de rutinas rotas por desidia, negligencia o sinrazón, de abandonos (nuevamente abandonado, por ejemplo, El camino del artista y sus buenos consejos, sus lindos ejercicios, su positiva y combativa posición frente al acto creativo, que tanta falta me hace), días en los que el otoño comienza a sentar sus preseas (como dirían los poeñoños, ja), días de mucha música y pocas lecturas, decía, el viernes, intentando vencer la inercia que me gobierna en estos últimos tiempos (o que yo dejo que me gobierne, bueno, es lo mesmo), acudí a la primera clase del Curso de Poesía Contemporánea: una Introducción, dictado por el poeta y periodista Jorge Fondebrider en el MALBA (hermoso lugar, por otra parte).
No me referiré aquí al curso, planeo hacerlo donde corresponde, es decir, en nuevo rumiante; lo que quiero destacar es que se leyeron algunos poemas muy bellos y uno de ellos caló tan hondo en mí que estuvo a un trís de despeñarme directamente en un océano ardiente de lágrimas. El poema es emblemático de nuestra poesía, es hermoso, es lo que todo poema debe ser y no da para transcribirlo entero, sólo quiero compartir los versos que causaron semejante estrago en mi corazón. Y a continuación un fragmento de otro poema del mismo autor, acaso más perfecto y hermoso aún, que contiene una petite referencia cara a este blog y sus key words, así como al sentimiento de su infiel administradora, además de ser igualmente bello.
Ojalá RGT les depare tanta agria felicidad como a mí.

"Yo quisiera interrumpir todas las comunicaciones telefónicas
para ver si encuentro una palabra, una sola palabra para mí
y abrir toda la correspondencia del mundo por ver si alguien
una sola persona tiene un recuerdo, un sol recuerdo para mí."

Raúl González Tuñón, "Escrito sobre una mesa de Montparnasse"

El poema completo pueden encontrarlo aquí, donde también encontrarán una bella, caprichosa y breve antología de poesía argentina realizada por el poeta Jorge Aulicino, en un blog que vale la pena conocer y recorrer y que además está bajo la advocación del Joe's garage (¡grande Zappa, carajo!).

"Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida,
hacia el destino único.
Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa,
que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo
seamos sombras, y todavía estemos pegados, juntos, subiendo
siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable."

Raúl González Tuñón, "Lluvia".

En el mismo link del fragmento anterior, encontrarán también la versión completa de "Lluvia". ¡Grande, Aulicino! Se ve que es de los nuestros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada A.P.

Hace tiempo ya que le debo una opinión sobre el "azul color del cielo". Y es que, más que una opinión, mi idea era aportar una explicación a esta "tendencia" a creerlo así.
Ya conté, por algún otro "comment", aquellos tiempos remotos en que mi hijo los pintaba verdes; y como esto me reconforta (eso no lo conté, pero así era por aquel entonces).
Pues bien. Hace rato que veía en uno de mis blogs, un banner de Google (ad by Google, thanks!) que indicaba en su título precisamente: ¿POR QUÉ EL CIELO ES AZUL?
Sinceramente nunca le presté mucha atención hasta hoy y, clic mediante, me encuentro con una explicación que estaría fuera de mi alcance y tiempo escribir mejor. Desafortunadamente al cliquear el banner mutó a otro pareje de la WWW. Pero antes de percatarme de ello, lo posteé en mi blog de blogger.
Vaya aquí entonces saldada mi ¿deuda?
http://bitbiblus.blogspot.com/2008/04/por-qu-el-cielo-es-azul.html

Me permito repoducir aquí unas frases de un escritor que desconozco, pero del cual encontré bastantes citas gracias a Google Books:

Todas las coloraciones y formas que el cielo nos ofrece, tienen una propiedad común: que no pueden imitarse con los medios humanos. Siempre que se intenta reproducirlas sobre un lienzo, un papel, madera o metal, se fracasa irremediablemente. Son obra de un maestro que dispone de medios verdaderamente "celestiales". Su pincel es la luz solar, y su lienzo es el voluble éter con sus nubes y el finísimo tejido del velo del polvo atmosférico: ningún artista dispone de ellos.
Löbsack, Theo. (1960). El aliento de la tierra: maravillas y enigmas del aire. Colección "Libros de hoy". Barcelona: Editorial Labor.

Y el primer párrafo del artículo para quien no tenga ganas de llegarse a él o a mi blog:

El mar de aire que nos rodea, constituye un inagotable manantial de gozo para nuestros ojos. El azul de una clara mañana de primavera, el rojo anaranjado de un crepúsculo en una llanura, han hecho a los hombres deleitarse, poetizar e investigar una y otra vez. No importa en qué parte de la Tierra vivamos, tenemos todos un mismo cielo en común. En lo alto, el cielo se nos presenta tan pronto azul ultramar como rosado, ahora blanquecino o de un delicado azul celeste, engalanado con nubes en forma de copos, deshechas en desgarrados jirones o potentemente hinchadas. La variabilidad de esta imagen es tan grande que nunca se reproduce exactamente. Y los colores salen de una paleta tan rica, que nuestros pintores dirigen, una y otra vez, su mirada al cielo, para inspirarse en el colorido de una puesta de sol o del arco iris.
Mª Isabel Suero López y Ángel Luis Pérez Rodríguez.
Publicación Original: Grupo Orión de Didáctica de la Física. (http://www.unex.es/%7Eoptica/).

Quisiera acotar solamente que nada tiene color en realidad y dejarlo para una próxima vez.

¡Espero le agrade!

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