19 de octubre de 2010

No ves los colores como en realidad los colores son

A pesar de que hace ya más de una semana que he vuelto a tener Internet at home, sigo alejada de estas páginas. La razón es que estoy escribiendo en otro lado y deseo no distraer demasiada energía en lo que no sea esa tarea. Pero a veces, ese entramado tan sutil -pero que parece de hierro-, que llamamos "la realidad" (pero que nunca jamás sabremos qué es a ciencia cierta), hace que indefectiblemente me allegue hasta aquí. 
Lo que estoy escribiendo con tanto afán es una novela, de la que tal vez en algún momento tengan noticias. Lo único que puedo decir por el momento es que trata de algo (y de alguien) que ustedes ya conocen, si son lectores de estas curvas y estos desvíos. Sí, estoy escribiendo sobre mi relación con ese músico que tantas veces he nombrado y que no volveré a nombrar ya más... o eso creo. El caso es que hasta he usado algunos de los curvos posteos que hacían referencia a él, ya que, como le contaba a un amigo días pasados, para mí el blog es un primer borrador, es, justamente, una libreta de apuntes y como tal lo uso en la mayoría de los casos. 
Pero ése no es el meollo del posteo de hoy. El posteo de hoy viene "inspirado" en un video que, al parecer, está causando estragos en la comunidad internética. Ha habido, según leo azorada, ataques de pánico, ACVs, malestares digestivos recurrentes, conductas adictivas y obsesivo-compulsivas a repetición, y, sobre todo, toneladas de vergüenza ajena (ya que no propia). 
Y no es para menos. 
No voy a reproducir el video acá porque sería manchar de grasa, vulgaridad, mediocridad, y, sobre todo, de la más deleznable estupidez estas páginas que pretenden, como pueden, mantenerse alejadas de todo eso. Solamente diré dos palabras mágicas y ustedes podrán acceder a él de inmediato: "Hebraica Pilar". 
Bien, ya los veo yutubeando como locos y deleitándose con esa Obra Maestra del Terror. Pero no quiero quedarme en la burla, la ironía y el sarcasmo (no se pierdan los comentarios, por favor), que eso es muy sencillo y es lo que hacemos todos. Nos morimos de la risa y listo, pasamos al próximo video bizarro. Quisiera ir un poco más profundo. Quisiera analizar lo que hay por detrás de esta soberana ridiculez, de esta falta de respeto al buen gusto, al decoro, al más mínimo "recato", aunque la palabra suene ya obsoleta. Ya se sabe que hay cosas que NO se deben ver (se llaman tabúes, vieron), que deben permanecer, por más que a los fundamentalistas de la liberación no les agrade, ocultas, guardadas, secretas. Un video de estas características bien puede ser una de ellas. 
Supero el asco y la vergüenza que me da pertenecer al género femenino luego de ver lo que hace esta "congénere" y procuro preguntarme qué hay en la cabeza de una persona para hacer algo así. No hay nada, es evidente que la chica no puede tener ni media sinapsis exitosa. Pero, sí, hay algo: hay una multitud de deseos y anhelos impuestos por la cultura banal y superficial que nos rodea, en la que Ricardo Fort (otro cerebro hueco) puede imponerse y marcar la tendencia. Entonces, cualquier imbécil con plata se siente autorizado a hacer esta payasada/grasada/ponga aquí el epíteto que le agrade y sentirse completamente impune y hasta quizás, "artista". Por supuesto, del otro lado, hay quienes lucran con esto, porque alguien tuvo que filmar, editar y compaginar "eso" y seguramente no le tembló la mano al entregar su pertinente factura. 
Pero vuelvo a mi primer lineamiento: solamente un cerebro lavado por la moda, la publicidad y la televisión (que, como dijo Bob Patiño, "ha arruinado más mentes que la sífilis"), solamente una cabeza vaciada de todo pensamiento mínimamente crítico puede encontrar algún sentido a semejante demostración de lo peor que hay en los seres humanos, como la degradación, el servilismo y la falta de todo sentido crítico. No sé si alguna vez en mi vida vi una mina más hueca que esta auténtica princesita judía (Erica Jong se quedó corta al lado de esto, no digamos la "Little Jewish princess" de Zappa) que debe estar, con toda seguridad, orgullosísima del regalo (del perfecto escrache) que le hizo a su novio.
Minas como esa justifican con su proceder descerebrado la existencia de los machistas más recalcitrantes, de aquellos que piensan que las mujeres no tienen neuronas funcionantes, que su vida se reduce a la ropa y la cocina, etc. Pero son esos mismos trogloditas los que fomentan la existencia de pelotudas de este calibre al hacer todo lo posible para que cumplan sus "sueños" o, si no, ¿cómo se explica que un "hombre" se preste a tamaña idiotez? Se presta porque tiene el cerebro tan o más lavado que ella, porque su sueño es "tener un plasma" (consumo, consumo, consumo), porque encima es daltónico, no sabe distinguir una naranja de una manzana (¿qué le pasará entonces con las bananas y los kiwis?) y debe tener los mismos anhelos de ser "famoso" como ella, como si la fama significara realmente algo (la fama es puro cuento, chicos, ¿todavía no lo aprendieron?). 
Vivimos en un mundo que no se lo imaginó ya ni Andy Warhol ni Marshall MacLuhan ni ningún otro teórico, pero que sí vieron todos los poetas y vates visionarios del siglo XIX, como Charles Baudelaire, no me canso de repetirlo, un mundo donde "personas" (mi ex diría "humanoides") como éstas ocupan los puestos de poder, digitan las políticas que nos afectan a todos los demás y donde cualquiera que tenga más de una sinapsis exitosa por día es mirado como un bicho raro y como alguien que debe ser rápidamente hecho a un lado. No digamos ya si es alguien que tiene la osadía de leer un libro (y leerlo completo, del principio al final, ¿eh?), de sostener una opinión propia, o de ir contra lo establecido a sabiendas de que se estrellará irremediablemente contra este muro de idiotez que parece infranqueable (pero no lo es). 
Después de la risa y la burla, me da estupor, me da "cosita", me da pena, me da rabia, me da asco (el asco es recurrente en este caso, qué le vamos a hacer), me da pavura que esto tenga trascendencia y otras cosas que son realmente importantes no merezcan ni cinco segundos de atención. Este tipo de "expresiones", que la web ahora pone al alcance de cualquiera son, por si a alguien le quedaba alguna duda, todo lo contrario de lo que una obra de arte debe, puede y tiene que ser. No se me ocurre mejor ejemplo que este para hacerles entender a mis alumnos que la literatura es justamente todo lo contrario a esta aberración, a este exhibicionismo barato, a este falso desnudarse (dense cuenta que a esta mina le sacan estas bobadas y está completamente vacía), a esta falta absoluta del sentido del rídiculo que impera hoy día en nuestro medio.
Es trístisimo, es lamentable, es lo más cursi que vi en mi vida. Y yo después me hago problema por si en mi novela pongo algo medianamente íntimo (pero transformado inexorablemente por la ficción, con lo cual ya deja de ser íntimo) o si digo alguna cursilería en mis poemas: después de "Hebraica Pilar" lo cursi y lo kitsch alcanzaron un pináculo prácticamente insuperable. 

Para que este post no sea tan bajón, le pongo la música que sin duda le corresponde: 


Y aquí, la traducción de la letra, imperdible.

2 comentarios:

Daniel Medina dijo...

Suscribo todas tus palabras. Me enorgullece el no sentir la más mínima tentación por enterarme de qué se trata, es la Biblia y el calefón en eterno retorno, sobran ejemplos por doquier.

Pongo en la misma línea la mediatización del "rescate" de los mineros chilenos, los verdugos pasaron a salvadores y los medios nos hacen mirar para otro lado - yo miro de frente - porque la conciencia crítica que dio origen a lo mejor de la humanidad se redujo a conciencia de lucro personal, más allá de "famas".

Todo es mercancía en Un mundo feliz.

Carmela dijo...

Suficiente para no tomarme la molestia de googlearlo, se me fueron las ganas.
Gracias, supongo.

Un mundo feliz. Me dio miedo leerlo cuando lo terminé de leer.

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