Esto de bloguear es un desvío en sí mismo, como creo haber deslizado en los primeros posteos. Pero recién acabo de tener su prueba más palpable. El mundo informático nos ofrece, en estos momentos, tantos "chiches" con los que experimentar que el ansia de investigar y "toquetear" todo es casi insoportable. Hemos pasado de la angustia de las influencias a la angustia de los widgets, por así decirlo.
¿Qué es un widget, para quienes no estén versados en el tema? Es un "artilugio" (bellísima palabra castellana para designarlo!) que podemos agregar a nuestro blog para que le de a éste diferentes funcionalidades. Y eso es lo que me acaba de ocurrir: que estuve casi 40 minutos o más "boludeando" en la página de feedburner, entretenida con sus millones de opciones para hacer cosas re-divertidas y re-locas con tu blog... y todo lo que terminé obteniendo (un poco por mi propia impericia, otro poco por mi máquina que ha decidido no colaborar demasiado con esta empresa del pelotudeo informático agigantado por los conceptos de "funcionalidad" y "entretenimiento" en que se basan los dichos artilugios -y sus mil y un artilugios para engancharnos y want more, more, more!) fue el artilugio que, como por arte de birlibirloque, le permitirá a ud., querido y desconocido lector, suscribirse a su feed favorito para estar al día con cada posteo mío... ¿no es un lujo?
Pero había otro artilugio (le confieso, estimado leyente, que hay no "otro" sino cientos) con el que ud. podría ver, y espero que así lo haga en cuanto domine esta nueva ciencia del blogueo, los títulos de los posteos de mis otros blogs en este y viceversa... ¿se entendió? Todavía no he podido ponerlo en marcha, pero ya lo haré y entonces, seré un poquito más feliz que ahora.
Un último artilugio aparecerá ahora debajo de mi firma, aunque más que artilugio es una especie de ¿guiño cómplice? (cómplice sólo para algunos, estimo) o bien ¿alardeo innecesario? (una pena considerarlo así, pero es plausible) o, mejor, una muestra chiquita de todo lo que ahora podemos hacer con estos inventos del propio Diablo, claro que sí. El artilugio en cuestión podría llamarse "lo que estoy escuchando mientras escribo esto" y sólo puedo mostrarlo cuando edito mi blog en Firefox...
Lo dicho, el blogueo es el desvío -casi- interminable.
Un último artilugio aparecerá ahora debajo de mi firma, aunque más que artilugio es una especie de ¿guiño cómplice? (cómplice sólo para algunos, estimo) o bien ¿alardeo innecesario? (una pena considerarlo así, pero es plausible) o, mejor, una muestra chiquita de todo lo que ahora podemos hacer con estos inventos del propio Diablo, claro que sí. El artilugio en cuestión podría llamarse "lo que estoy escuchando mientras escribo esto" y sólo puedo mostrarlo cuando edito mi blog en Firefox...
Lo dicho, el blogueo es el desvío -casi- interminable.
AP
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