La crisis de los cuarenta también alcanza a los hombres de Buenos Aires
Carmen de Carlos
BUENOS AIRES. Los hombres no son tan distintos. Las crisis del sexo fuerte son como las del débil pero con pelos en el pecho. Más o menos, esto es lo que ha ilustrado «La curva de la felicidad» en el Teatro Premier de Buenos Aires.
La obra, en la recta final de sus funciones en Argentina, ha sido recibida con los brazos abiertos por un público «unisex» que observa desde su butaca cómo ser inseguro, vulnerable y coexistir con la duda también es patrimonio del género masculino.
Los 40 llegan para todos y en especial para Nino, un guionista de televisión al que su mujer, de la noche a la mañana, le deja plantado. Sobrado de kilos y escaso de pelos. en la cabeza, el hombre se ve obligado, por la separación, a vender el piso donde vivía el matrimonio. Descentrado, con pasos imprecisos, tiene la terrible ocurrencia de comprometerse y aceptar una fianza de tres compradores distintos. En resumen, este es el arranque de una comedia entrañable que logra sacarle el jugo a la «crisis de los 40», un trago difícil de digerir para muchos. Escrita por Eduardo Galán y Pedro Gómez, «La curva de la felicidad», que no está precisamente en la panza de los hombres, cuenta con un reparto hecho a la medida del argumento: Adrián Yospe, Miguel Habud, Alejo García Pintos, Carlos Nieto y Belén Rodríguez. En su elección, como en otros detalles del montaje, ha tenido mucho que ver el productor argentino Carlos La Rosa.
Estrenada en media docena de países, entre otros, Estados Unidos, España y Portugal, la obra se tradujo, algo poco frecuente, al griego. En diciembre del año pasado levantó el telón en el Teatro Munipal de Calamaria Melina Mercuri, pero donde ha mantenido un éxito sostenido durante cuatro años ha sido en España. Cuatro años en cártel y dos temporadas consecutivas en el Teatro Lara de Madrid parecen haber sido una buena tarjeta de presentación para atraer al público argentino.
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