20 de abril de 2014

Revisión introspectiva, curva y desviada

Desde ayer que se me dio el ataque de revisar todos los posteos de Curvas y Desvíos y guardarlos en un Word (no es necesario, ya sé, pero...). Esto implica también leerlos, es decir, leerme desde el 2008 para acá. Entre tantas cosas que encontré (y de las cuales me había olvidado por completo, cosa que suele sucederme con todo lo que escribo y que no entraré a analizar ahora aquí), hallé, por ejemplo, esta lista de cosas que hice en los 90, esa década infame y horrible en muchos aspectos, muy poco luminosa en mi vida y que ahora quiero volver a compartir aquí, sin más razón que esa, la de haberme sorprendido con cosas que no recordaba o que recordaba de otro modo, como suele suceder con los recuerdos: 

Por eso decía que el arte es unir de pronto dos ideas que estaban separadas: el envase curvo de las papas Pringles y la ominosa/luminosa década de los 90 se fusionaron instantánteamente en mi mente (con perdón de la rima interna) y me ofrecieron la oportunidad de recordar en este posteo qué hice yo en los 90. Si tuviera que resumirlo en pocas líneas, lo pondría así:

- comí papas Pringles, aunque nunca me terminaron de convencer;
- a los ponchazos, terminé el secundario (en el 93, tendría que haber terminado en el 91; no fui a Bariloche y me opuse férreamente a la provincialización de mi colegio, que a partir de entonces perdió toda su aura y dejó de llamarse "Colegio Nacional de Quilmes" para ser una simple "Escuela de Educación Media Nº 14", ajjj, nunca pude acostumbrarme);
- entre el 90 y el 95-96, aprox, salí todos los fines de semana, mayormente a recitales, mayormente a Cemento;
- tomé mucho alcohol; mucho quiere decir mucho;
- fui a todos los grandes festivales de rock, pero no vi ni a los Rolling Stones ni a los Guns N' Roses;
- vi a todas mis bandas favoritas: Megadeth (2 veces), Metallica, Sepultura (2 veces), Pantera, Black Sabbath (con Dio), Kiss, Faith No More, Ozzy Osbourne, Rollins Band, Suicidal Tendencies, Iron Maiden, Accept, Saxon, Motörhead y más bandas que ahora no recuerdo;
- entre el 90 y el 95 seguí a mi grupo favorito, Hermética, por todos los lugares que pude;
- cuando se separaron, comprendí que mi adolescencia (bastante estirada ya) había terminado y aunque seguí yendo a recitales, ya no fue lo mismo; poco tiempo después, abandoné la sana costumbre de ir a "agitar", "evitar el ablande" y "hacer el aguante";
- vi a Divididos cuando no lograban llenar ni la mitad de Cemento;
- idem Babasónicos;
- compré muchas revistas importadas, las cuales fueron debidamente tijereteadas para adornar, del techo hasta el piso, las paredes de mi habitación;
- fumé algunos porros, sin demasiado éxito;
- compré muchos CDs originales, que con el tiempo vendí, regalé o cambié por otros y que ahora, por la magia de Internet, recuperé con creces (a veces demasiados creces);
- me vestí íntegramente de negro durante la mitad de la decáda;
- usé tachas, cadenas, alfileres, cintos y campera de cuero, púas, zapatillas y jeans chupines hasta para la fiesta de fin de año del colegio;
- escribí mucha, mucha, mucha poesía;
- leí desaforadamente;
- pené un amor imposible varios años;
- conocí a mi verdadero amor, tal vez más imposible que el anterior, en el 95;
- fui madre por una hora, en el peor año de todos, el 99;
- compré platos franceses, vasos checoslovacos, fideos italianos, chocolates alemanes (posta);
- tuve mi máquina de escribir eléctrica, verdadera emoción entre los dedos, luego de la vieja, dura y pesada Olivetti;
- salí a festejar Italia 90;
- entré a la facultad en el 97 (todavía no salí de ella);
- putié mucho al innombrable (ya saben quién, no me hagan nombrarlo por dió);
- vi a Brandford y Wynton Marsalis en un arranque de buen gusto;
- admiré a Enrique Symns;
- le regalé un poema a Omar Chabán, quien nos dejó entrar gratis a Cemento años enteros (sí, Raúl Villarreal siempre fue su mano derecha);
- fui a la inauguración de Die Schule, otro antro de Chabán, donde tocó Divididos y conocí a Marcelo Pocavida;
- fui a Ave Porco, un lugar fabuloso;
- decidí que la poesía y la literatura eran lo mío, aunque creo que esa decisión era anterior a mí incluso;
- besé por primera vez a mi verdadero amor imposible en ese mismo nefasto año, el 99;
- soñé mucho, muchísimo, activé poco, poquísimo;
- participé por primera vez en concursos literarios, con moderada repercusión;
- compré muchos pero muchos muchos muchos libros (siempre saldos y ofertas o usados);
- amé a Roberto Arlt, a Julio Cortázar y a Manuel Puig, los primeros autores que vi en la facultad; a Borges ya lo amaba de antes;
- conocí a mi actual mejor amiga;
- traicioné a mi anterior mejor amiga (a quien volví a ver, fugazmente, el año pasado);
- fui a ver a Los 7 Delfines, una de las mejores y más desconocidas bandas argentinas;
- fui a ver a Durazno de Gala, idem;
- empecé cuentos, novelas, narraciones que nunca terminé;
- descubrí a mis padres nutricios en la poesía: Charles Baudelaire y Alejandra Pizarnik;
- me deprimí mucho (mucho);
- viví de noche durante una temporada (evitaré el chiste fácil de: "en el infierno"; Rimbaud fue, justamente, un descubrimiento de esos años, pero su influjo en mí no ha sido tan poderoso y perdurable como el de Baudelaire);
- descubrí a César Vallejo, a Roberto Juarroz, a Alberto Girri, a Oliverio Girondo... y sigue la cuenta, como con las bandas;
- tomé vodka (mucho; la botella de Moskovita Moskovskaya estaba escondida en mi ropero y cuando se terminó fue reemplazada por otra y otra y otra);
- tomé Campari anhelando dar besos con ese gusto dulce y amargo a la vez, cosa que sólo logré hacer en la decáda del ??? (como leí en los mismos RSS de Hablando del asunto, esta década, la que estamos transitando ahorita mismo no tiene nombre: ¿la del cero cero? ¿la del 2000?);
- pasé muchas noches olvidables y algunas pocas buenas;
- engordé muchos kilos, bajé más de 15 entre el 95 y el 96, volví a engordar al finalizar el primer año de facultad, bajé de nuevo y volví a subir en el 99, con el embarazo;
- fui a Mar de las Pampas cuando no era ni top ni famoso ni un cuerno (y sólo había unos pocos chalets y una casita de té);
- lloré mucho;
- rabié mucho;
- hablé idem;
- callé otro tanto;
- disfruté todo lo que pude pero, la verdad, creo que podría haber disfrutado un poco (o mucho) más.

El posteo completo pueden verlo aquí

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails