Estos días he estado pensando insistentemente acerca del contexto.
Me refiero específicamente al entorno verbal y no verbal en el que se dan algunos intercambios humanos. Éste, por ejemplo. Publicar posts en un blog me obliga a respetar ciertas normas no escritas pero que responden al contexto lingüístico y no lingüístico en el que me hallo. Si de pronto publicara un post que hablara de fútbol o de religión o de física cuántica (materias todas de las que nada sé, por otra parte, con excepción del fútbol), ello podría tomarse como una falta de ubicación en el contexto comunicativo en el estoy operando ya que he tratado, hasta el momento, de que todas las curvas y todos los desvíos tuvieran cierta coherencia o cierta temática común, aglutinada, precisamente en esos dos términos resumidores. Pero, por otra parte, bien se podría argüír que los desvíos están permitidos aquí, en tanto hablo de ellos con insistencia machacona. Más que hablar sobre ellos, intento reflexionar "en voz alta" (tan alta como se pueda en un blog más de los millones que ya existen) sobre diferentes desvíos a medida que se me van ocurriendo.
Pero, por otra parte, salirse de contexto o, más todavía, sacar de contexto es justamente uno de los procedimientos poéticos por excelencia, uno de los favoritos de las vanguardias históricas, por ejemplo. Cuando proponían recortar palabras y titulares de los diarios para "escribir" poemas con ellos (ejercicio que recomiendo a todos los poetas que se sientan bloqueados) no estaban proponiendo más que la exacerbación del procedimiento más poético por naturaleza, que es este sacar de contexto, arrancar a las palabras de su cotidianeidad gastada, opaca, utilitaria y devolverles su brillo, su infinita capacidad evocadora (¿qué palabra más evocadora de imágenes insólitas y bellezas de toda clase que 'lapislázuli', por ejemplo?), su maravillosa posibilidad de transformarse plásticamente frente a nuestros ojos en el objeto o la sensación evocados, quitarles la fea pátina del uso mundano, hacer que vuelvan a ser lo que son, más que etiquetas, más que simples nombres, más que un banal señalamiento (esto es una mesa, esto es una silla), volverlas los pedacitos intrínsecos de humanidad que sin duda son?
AP
1 comentario:
Uno escrito de recortes (no digo de donde)
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DESACIERTO
Negro aún ¡violador inepto!, recibiste otro rechazo. Deambulante y caprichoso vacío el tuyo, bebiendo hasta intoxicarte y sin frutos, jugando cartas sin riesgo con tus pobres realidades: ¡lo más bello aún no te transitó!
Ellos emigran golpeando y doliendo a todos, en la noche que avanza en dos frentes. Quiénes más quieren ganar y aspirar a más: quienes responden a un diseño, esa vieja habilidad es ya parte del universo. - ¿Volver de la muerte o a la muerte? Entierro en tensión, en problemas de borrachos, de heridos. Ir y volver sin zapatos y ganar el duelo reinando por años, enmendando las últimas horas, volás con la imaginación, de guerra generalizada y estrategia de quien vuela alto, con las secuelas de su horror acortando distancias.
¡Rojo y negro, lanzan cientos de miles rodando por la montaña! ¡Ser el mejor! ¡Subir a la cúspide alarmando a los tibios!
Un niño y su futuro crecen como naturales y, la fascinación por ello, esta gloria y esta desgracia en esta jungla, es venir a ignorar y vivir en retirada.
¿Tu forma de elegir es despedir mártires, con tu ropa de invierno repleta de petrodólares, con perfume de aceite de oliva, e identidad compareciendo sin incidentes y contemplaciones?
¡Es eterna tu ilusión de surgir con vida, sin embates interminables, organizando tu soledad en esta lucha!
abril 2006
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