A veces quisiera ser completamente racional y creer sólo en lo fehacientemente demostrable. Pero muchas más veces desearía, en cambio, ser como nuestros sabios antepasados y dar por cierto sólo aquello que el ojo ve o, más aún, sólo aquello que nuestra imaginación ve.
Siempre me he preguntado qué es lo real. ¿Es esto que escribo? La escritura no deja de ser una ilusión. La escritura instaura ilusión. ¿Es lo que pasa en la calle? "¿Cuál calle?", pregunta mi costado escéptico. ¿Es lo que pasa en mi cabeza? Quizás. Pero entonces estaría cometiendo uno de los "peores" pecados, el de homomensura, ya denunciado por un filósofo griego hace cinco mil años, poco más, poco menos. ¿Entonces?
Entonces, desvaríos nocturnos de viernes pre-fin de semana largo tras leer un artículo sobre el último libro de Stephen Hawking, La gran ilusión, en el que revisa a Einstein. ¿Todo es relativo? ¿No hay nada fijo? "Ni el corazón siquiera", suspira mi poeta, la que aún silenciosa, nunca me abandona. ¿Entonces a qué agarrarse? No lo sé. Pero esta cuestión de qué es lo real y qué no lo es, y más todavía, de la poca o inexistente eficacia del lenguaje para dar cuenta de ello (lo que yo llamo "dar cuenta de la experiencia") me ha obsesionado literaria, filosófica y poéticamente desde siempre. Así que los invito a leer este poema mío aquí y a leer aquí el artículo sobre Hawking/Einstein ya que aparecen algunas referencias curvas.
Y aprovecho a contarles que quizá, en breve, inaugure un nuevo blog, sólo para seguir expandiéndome por la red tal como la misma red se expande día tras día. ¿Será que lo real es Internet? ¿O que lo real cambia a cada instante, como el río de Heráclito? "Honduras filosóficas un viernes a la noche no, piba", señala mi costado socarrón, ese que tampoco me abandona nunca... Y por qué no, me pregunto yo, con el mismo candor con que se lo preguntaría un niño. Por qué no... ¿no es cierto?
1 comentario:
No,lo real no es Internet.
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