Ya llegó. El otoño está aquí, amigos. Es una estación que suele ponerme melancólica, en consonancia con su esencia caediza. Es, quizás, la estación más bella, o la más poética (para mis enemigos naturales, los poeñoños, esa es la primavera, claro). Es la estación que permite usar en un texto palabras tan bellas como ambarino u ocre. Es, también, el peor momento para los recuerdos. Sobre todo cuando el otoño inmediatamente anterior a éste ha sido feliz y despreocupado (o casi). Es por eso que ayer escribí este poema, que si bien no es original ni deslumbrante tiene un solo verso certero (no diré cuál) que define exactamente la malenconía y nostalgia que me invade desde mucho antes que este otoño comenzara por un amor que ¿se terminó? Sí, se terminó. O, al menos, ha de terminarse alguna vez, por más que yo no quiera o no pueda aceptarlo. Los dejo con el poema, mejor no irme por esas ramas (de las que seguro no volveré). O quizá debiera irme por ellas y no volver nunca más, a ver qué pasa (pero no me animo, claro).
es otoño
(tendría que estar bajo las hojas mirando)
es otoño y duele
(tendría que abrir los ojos, golpear la tierra)
es otro día que se desgajó
una mañana que ya perdí en el abismo
un ocre diluvio
(inevitable utilización de lugares comunes
tan combatidos antaño
tan necesarios cuando hasta las velas escasean)
es otoño
y no puedo decírtelo
es otoño y es amor y es todo lo que me condenó
a su delicada y amarilla canción
es otoño y rima
(no me importa)
es otoño
no hace frío
pero se me quiebra la voz
el llanto
todo lo que antes me hacía tan bella
1 comentario:
Ni te vayas, ni vuelvas. Sólo tenemos el “acá” que, a veces, duele.
¿Ni original ni deslumbrante? Diré sencillamente desgarrador. Peno por ello.
Todos arrastramos esas fatalidades.
¿Será este: “todo lo que antes me hacía tan bella”?
Por mi parte y mi dolor de heridas que quieren eternizarse pienso:
Mas el cuervo fijo, inmóvil, en la grave efigie aquélla,
Sólo dijo esa palabra, cual si su alma fuese en ella
Vinculada, ni una pluma sacudía, ni un acento
Se le oía pronunciar…
Dije entonces al momento: “Ya otros antes se han marchado,
Y la aurora al despuntar,
él también se irá volando cual mis sueños han volado”.
Dijo el cuervo: “¡Nunca más!”.
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